jueves, 26 de junio de 2014

Tres. ♥️

No es un día raro,
o algo fuera de lo normal.

Tampoco es un suceso diario;
es un día 
verdaderamente especial.

Sólo tres 
han pasado de aquel día
en que decidimos
nuestras vidas fusionar.

Tres meses 
de muchas alegrías
y momentos por recordar.

No es que te quiera 
como a cualquiera,
te quiero de otra forma,
de manera sobrenatural.

Te quiero 
cuando el aire sopla fuerte,
el mar baila en calma 
y las llamas del fuego
arden vivaces.

Te quiero 
cuando estoy en duda,
pensativa,
a veces triste,
a la defensiva
y estando alegre.

Te quiero desde hace un tiempo
aunque no sé cuánto
exactamente.

Sólo sé que quiero
que este 
(por ahora)
breve cuento,
dure eternamente.

miércoles, 4 de junio de 2014

Reflexión sobre la carta de despedida de Gabriel García Márquez.

Por si no habéis leído la carta de despedida de este autor u os parece demasiado larga, aquí tenéis un precioso vídeo que la relata:


Para comprender mi reflexión, os recomiendo escuchar primero la carta.
Tras la muerte de este gran autor, en la clase de Lengua nos propusieron reflexionar sobre el texto, partiendo de la frase que más nos gustase. Yo escogí la siguiente:

Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría "te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes.

A partir de esta frase, realicé la siguiente reflexión:
Si supiera que estos son los últimos minutos que te veo diría "te quiero" y no asumiría, tontamente, que ya lo sabes. Porque, aunque quizá el mañana nos esté asegurado, no lo sabemos con plena certeza. Si fuese la última vez que pudiera observar tus ojos, grabaría ésa como la única imagen en mi mente: tus ojos, tus labios, tu pelo, tus manos... a ti.
Porque sé que he cometido y aún sigo cometiendo errores que pueden no ser solucionados con un simple "lo siento". Por eso quería decirte que me arrepiento de no haber disfrutado de todos esos breves minutos en los que no aproveché mi tiempo contigo.
Si hubiera sabido que el futuro no es un lugar seguro para organizar planes contigo, le habría gritado a mi cabeza, y a mi corazón, que no deberían haberse enamorado de una persona a quien iban a abandonar por culpa de la muerte.
Pero, si hubiese pensado en la muerte mientras ejecutaba todos esos momentos felices y no tan felices que he pasado junto a ti, quizá no hubiese hecho nada. O quizá lo hubiese hecho todo.
La muerte me arrastraría lentamente aunque no hubiese topado contigo, lo sé. Pero también sé que tú eres quien debía estar en mi camino. Sé que eres la persona a quien dedico esta despedida antes de que me lleve la muerte. Sólo espero que, tras esto, halles tu paz.
No quiero que llores por mí, o que yo sea una alusión que haga que broten las lágrimas en tu mirada. Quiero ser inolvidable para ti. Que me recuerdes con tu preciosa sonrisa.
Y, por si son las últimas letras que puedo dedicarte antes de que mi pluma se agote, quiero decirte y repetirte infinidad de veces que te quiero, y que sé que el habernos encontrado en esta vida ha hecho de ti y de mí, de nosotros, personas mucho mejores. Porque, aunque tú me das la vida, no me la has quitado, pero es tuya entera, y, mientras siga viva, no me agotará el repetirte que te quiero y que sé que jamás hubiese encontrado a nadie como tú, aunque tuviese un trozo de vida.
Rosa Torrado

martes, 3 de junio de 2014

No sé.

En días como este, gélidamente cálidos, enormemente pequeños, que parecen insignificantes pero son un paso en mi vida, me paro a pensar en el futuro y en lo que me depara, en el pasado y mi historia.

He intentado avanzar y mejorar, exigirme tanto a mí misma que no sé a dónde quiero llegar. Ya no sé si lo que hago es porque quiero hacerlo, o porque debo hacerlo. No sé si en el futuro seré mejor o peor persona. Tampoco sé si soy mejor ahora que antes o viceversa. Simplemente espero a que los días pasen, como sea. Amaneciendo y viviendo de manera indiferente, mirando el reloj y observando la rapidez del paso de las horas, esperando a que llegue la noche para dormir y no seguir pensando.

Sólo sé que vivo agotada. No doy lo mismo de mí, no digo que sea menos, pero es diferente. Hacía tiempo que no me paraba a pensar en el pasado. Es irremediable, lo sé, pero es una parte de mi vida, y siento que no puedo seguir haciendo como si no hubiese sucedido nada. En gran parte ésa es mi actitud; quiero decir que, es lo que muestro a los demás. Pero en esa otra pequeña parte hay un nudo apoderándose de mí de vez en cuando. Quizá ésta sea una de esas veces. Siento que los días transcurren como si no pasase nada bueno, y tampoco nada malo. Siento que son simplemente horas y breves sonrisas forzadas que no expresan nada: ni alegría, ni tristeza. Sonrisas de compromiso.

Es probable que ésta sea una de esas veces en las que no sabes lo que sientes. En las que no sabes si quieres llorar, reír, dormir o bailar, gritar o quedarte callada escuchando a las gentes de las calles, los motores desgastados de los coches que aceleran con pesadumbre, o la pelota de los niños que juegan un partido de fútbol improvisado en el asfalto. Ya no sabes si quieres cambiar o seguir siendo tal y como has sido hasta ahora. No sabes si necesitas algo nuevo en tu vida o si ya lo tienes todo. Es como un vacío que te llena hasta tal punto de no poder respirar sin hacer un esfuerzo.

No sé, la verdad es que con esta entrada no intento demostrar que esté triste, cosa que es incierta, pero sí intento reflexionar, porque a veces echo de menos o algo así, aunque aún no sé qué es lo que añoro. Siento que aún falta algo en mí.