jueves, 27 de marzo de 2014

Diferente recorrido.

Terminé por hacer la maleta. Acabé llenándola de todo: desde una hoja de papel con la letra de una bonita canción de amor, hasta recuerdos dolorosos. Decidí no dejar atrás nada de lo que me había hecho ser yo misma, nada de lo que me había transformado en mi 'yo' fuerte. Comprendí que el viaje era sin retorno; un billete de ida hacia ningún lugar concreto. 

Pensé miles de veces en cómo afrontar el espacio de aquella valija. Sabía que, teniendo la llave, nadie podría adentrarse en ella; y que lo primero que guardase sería lo más valioso que tuviese, para poder esconderlo bajo la sombra de todo aquello que encerraría en aquel cofre más tarde.

Entonces la abrí. Estaba llena. Era una especie de caja en la que algunas esquinas estaban quebradas, y otras brillaban por la ausencia de daños. Parecía una mezcla de paraíso y averno: nubes blancas que se movían de un lado a otro sin parar y árboles de hojas verde lima que habían crecido bastante desde la última vez que los vi.

Pero no todo era bello. Aquella maleta encubría más: en el otro extremo, ardía una impetuosa llama que pretendía acercarse a los árboles del maravilloso edén que allí se hallaba. Unas nubes negras cargadas de chispas se desvivían por alertar el abismo entre ambos mundos.

Entonces me asomé al acantilado que existía entre los dos universos, y descubrí que allí acontecía algo que nunca podría haber imaginado: en la mitad del baúl, se hallaba una rosa. El origen de la flor se encontraba en el paraíso: nacía junto a los enormes árboles del bosque y extendía sus raíces hasta el abismo. Las nubes que se acercaban periódicamente al borde del mismo rociaban sus hojas y volvían a su lugar inicial.

Aun así, la rosa no era tan sólo un hermoso brote. Las nubes oscuras se aproximaban al centro del baúl, y animaban con sus relámpagos a las espinas de la rosa a crecer. La lumbre de las tinieblas daba su color a los pétalos de la flor, lo que la hacía admirable.

Comprendí entonces que aquella maleta llena de dolor, odio, risas, vida y sentimiento era una parte más de mí. Y decidí no sacar nada de ella. Guardé la llave donde consideré que era un lugar seguro y cogí sin miedo la valija. Con seguridad, observé el billete de ida y salí por la puerta delantera, sin hacer demasiado ruido.

jueves, 6 de marzo de 2014

NO al racismo y la xenofobia.


Di NO al racismo. NO a la injusticia. NO a la intolerancia.

¿Crees realmente que una persona es menos que tú por ser de otro país?
¿Te has parado a pensar alguna vez en cómo se sienten las personas que son menospreciadas por otras por su ideología, su color de piel o su sexo? ¿Qué crees que sentirías si fueses tú la persona a quien están despreciando por algo que no controla o por algo con lo que no hace daño a nadie?

...

" En un avión, iniciado el vuelo, una señora oprime insistentemente el timbre para llamar a la azafata.

-¿Cuál es el problema, Sra.? - Pregunta la azafata


-¿Es que no lo ve? - Responde la dama


- Me colocaron junto a un sucio indígena. No soporto estar al lado de uno de estos seres repugnantes... ¿¿¡¡No tiene otro asiento!!??

-Por favor, cálmese... -dice la azafata- Casi todos los asientos están ocupados. Pero voy a ver si hay un lugar disponible.

La azafata se aleja y vuelve de nuevo algunos minutos más tarde: 

-Sra., como yo pensaba, ya no hay ningún lugar libre en la clase económica. Hablé con el comandante y me confirmó que no hay más sitios disponibles en la clase económica. No obstante, tenemos aún un lugar en primera clase. 

Antes de que la dama pudiera hacer el menor comentario, la azafata sigue: 

-Es del todo inusual permitir a una persona de la clase económica sentarse en primera clase. Pero, dadas las circunstancias, el comandante encuentra que sería escandaloso obligar a alguien a sentarse junto a una persona tan repugnante.

Todos los pasajeros alrededor, observaban la escena, indignados.

Entonces, la azafata, dirigiéndose al "indígena", le dice: 

-Si el Sr. lo desea, tome su equipaje de mano, ya que un asiento en primera clase le espera. 

Y los pasajeros, que sorprendidos, presenciaban la escena, se levantaron y aplaudieron. "



Con este pequeño cuento quiero decir que, pensando que somos mejor que los demás por ser diferentes, demostramos el hecho de ser unos verdaderos ignorantes, ya que por dentro todos somos iguales; es decir, somos personas. Así que debemos aprender a valorar a los demás antes de pedir que nos valoren a nosotros, o bien debemos buscar en nuestros defectos y ver que, menospreciar a alguien por su color de piel, sexo, ideología o cualquier otro aspecto que lo diferencie de nosotros, sólo nos lleva a un camino de soledad y egoísmo.

miércoles, 5 de marzo de 2014

¡Basta!

Llegó el momento. Ya es hora de dejar de ser idiota y parar a pensar en lo que estoy haciendo. Desde hoy mismo se ha acabado. Ha terminado mi 'yo' de antes. La de hace apenas unos días. Me he dado cuenta de que no sirve de nada continuar siendo así de ingenua. Siempre dicen que todo vuelve, pero yo no lo creo. No todo vuelve. No siempre. Yo no me merezco esto. No merezco sentirme así cuando ni siquiera he hecho nada de lo que deba arrepentirme. Ha llegado el momento de decir "basta". El momento de parar y empezar de nuevo. Aunque siga siendo yo.