martes, 27 de agosto de 2013

Sí, soy diferente.

¿Has sentido alguna vez que no encajas en ninguna parte?
¿Has pensado que por actuar de forma distinta a la mayoría nadie te valora?
¿Ha sido la soledad tu única compañía alguna vez?
¿Conoces ese sentimiento de culpabilidad por no ser como todos esperan que seas?
Yo sí.

Quizá afronto de una forma especial mis problemas, sabiendo que no soy del agrado de todos. A veces me he sentido sola, y he experimentado el dolor interior. En muchas ocasiones me he odiado por ser como soy, por no actuar como lo harían otros.

‘Quizá tenga un problema. Quizá debería desaparecer. Quizá no estoy hecha para vivir en este lugar, con estas personas. Quizá no estoy siendo lo bastante exigente conmigo misma.’

Existen momentos en los que piensas ese tipo de barbaridades, en los que te planteas bastantes cosas. Momentos en los que la única vía de escape es encender la música, y apagar el mundo exterior.

Ser diferente implica pensar de forma “contraria” a la mayoría. Hacer cosas que otros no harían. Ser “real” en un mundo en el que reina lo falso. Puede ser que las personas diferentes, como yo, hayan pensado hacer brutalidades por un par de opiniones que provenían de personas sin tacto, o con ganas de dañar. Hay que aprender a ser uno mismo, y a que las opiniones destructivas no nos afecten. A sonreír a pesar de lo malo, a ‘bailar bajo la lluvia’. Sentirse solo a veces es algo normal, pero hay que saber salir de esa soledad y hacer nuevas cosas. Algunos pequeños detalles nos abren los ojos, y nos hacen ver que ser diferente y tener personalidad es algo que pocas personas valoran, pero que es algo muy importante. No hay que tener miedo de no encajar, de pensar de forma distinta, escuchar otro tipo de música o vestir de forma especial. Debajo de cada etiqueta se esconde una persona, y es algo que muchos no ven. Detrás de cada ‘pija’, ‘emo’, ‘gótica’, ‘hipster’, y demás, hay alguien, un alguien con sentimientos, al que seguramente le afecte tu forma de expresar lo que piensas sobre la mayoría de su grupo, con un par de palabras despectivas que según tú, resumen todo lo que ellos son. Toda su persona. Así que, antes de criticar a alguien, mira primero en tu interior, por si tienes algún defecto que los demás puedan señalarte. Y nunca tengas miedo de estar solo, siempre habrá alguien que sea diferente, como tú, o como yo.


viernes, 23 de agosto de 2013

El vacío.

[...] Estoy mecánicamente vivo, ya que mis dedos se mueven y mis ojos parpadean. Sin embargo, siento un profundo vacío. Como si me hubiera bebido una taza de té, se me hubiera hecho añicos en la garganta y me retorciera todos los puntos sensibles de mi cuerpo, sin tocar los órganos vitales, para que me quede aquí. Veo con claridad la hilera de árboles a la entrada del aparcamiento sacudidos por el viento, con sus sombras retorcidas, pero no oigo nada. Tengo la sensación de que me encojo y crezco al mismo tiempo. De no caber en mi propio cuerpo. Es el vacío que se hincha y me hincha. Mis manos tiemblan como una garganta estrangulada. Las obligo a agarrarme de los hombros, pero siguen temblando. Me miro las rodillas: parecen dos piedras grandes, y los tobillos dos piedras medianas. Lo demás tiembla. No es frío de verdad, es esa cosa nueva: el vacío.
Mathias Malzieu, La Alargada Sombra Del Amor.

sábado, 3 de agosto de 2013

Tú eres tú y yo soy yo.

"Yo soy yo. 
Tú eres tú. 
Yo no estoy en este mundo 
para llenar todas tus expectativas 
y sé que tú no estás en este mundo 
para llenar todas las mías. 
Porque yo soy yo 
y tú eres tú. 
Y cuando tú y yo nos encontramos 
es hermoso. 
Y cuando, encontrándonos, no nos encontramos 
no hay nada que hacer. 
Gracias y adiós…"

jueves, 1 de agosto de 2013

Errores.

Siempre hay un momento en nuestras vidas que nos hace cambiar y ser diferentes a como éramos. Antes o después, ese momento llega. Todos aprendemos de los errores de nuestra vida, aunque siempre hay uno que nos marca, que nos hace ser fuertes. Cuando ese cambio ocurre, nuestra vida da una especie de giro. Nuestros sentimientos son una montaña rusa y nosotros dudamos de todo lo que nos rodea. Incluso de nosotros mismos. ¿Merezco esto? ¿Soy fuerte? ¿Le importo a alguien? Cuando ese momento llega, ya nada vuelve a ser igual. Al principio lo tomamos como un error, pero poco a poco se convierte en una experiencia que nos ha hecho madurar y aprender. Es cierto, los errores no pueden arreglarse fácilmente, o directamente no llegan a arreglarse nunca. Pero todos aprendemos a base de errores. Aprendemos que la vida es algo que no hay que tomarse muy en serio, pero que por algo estamos aquí. Un pequeño o gran error no puede hacer que dudemos de nosotros mismos. Debemos saber con firmeza quiénes somos y qué es lo que queremos. Y, así, poco a poco, una aprende a valorar lo que tiene, y a pensar antes de actuar.