martes, 5 de enero de 2016

Mi reloj.

Creo que ya va siendo hora de ponerle pilas nuevas a este viejo reloj. De darle con un trapo para que brille como antes, aunque esté un poco arañado. Y es que desde que te fuiste, el polvo ha ido acumulándose y sigue marcando la misma hora. Pero creo que una limpieza no le vendría mal.

Quizá estaría bien engrasar un poco las agujas, cuidarlo más que antes y estar pendiente de si las pilas encajan o si las estoy forzando yo a entrar. Pero sé que al fin y al cabo lo voy a descuidar, como hago siempre. Sé que voy a darle algún golpe sin querer. Que alguien me lo va a pedir prestado y no voy a tener valor de decirle que no. Pero bueno, eso es lo bonito. Ir a la relojería a que te pongan un cristal nuevo, o cambiarle la correa, o poner bien un número de los que se estaban borrando. Aunque a veces sale un poco caro. Aun así, ya llevo un tiempo ahorrando, y de vez en cuando no está mal gastar un poco.

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