Me gusta oírte hablar
de tus miedos,
tus manías y porqués,
de tu fuente de cariño
y de tu forma de querer,
de los domingos por la tarde
cuando tomas un café,
de los recuerdos que guardas,
o de los secretos que desvelas,
de las cartas que conservas
y no quieres leer.
y no quieres leer.
Porque me gusta ser la parte
que no quieres esconder,
ser la única carta
que deseas releer,
tu último recuerdo
cuando va a atardecer,
tu sonrisa al recordar mi
"no te quiero perder".
Y te ríes y sonríes,
dices "no va a suceder"
sin saber que,
quizá mañana,
quizá mañana,
tú me dejes de querer,
o no me quieras leer,
o ya no sonrías por mí
y sea el último
anochecer.
y sea el último
anochecer.
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